Por qué la eficiencia energética es la mejor manera de reducir las emisiones de carbono y ganar dinero

Por: Rosane Fukuoka

nov 25, 2016

Eficiencia energética

A pesar de diversas controversias políticas y culturales, el calentamiento global es una realidad. Las convenciones científicas han estudiado los impactos de la actividad humana sobre el clima y la conclusión es que todos los continentes están siendo afectados. La necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) a la atmósfera es urgente (IPCC, 2014).

Como existen varios gases con diferentes potenciales de efecto invernadero, se utiliza el término CO2 “equivalente” para cuantificarlos a todos sobre la misma base.

El uso de energía y combustibles y todo consumo, directa o competitivamente, generan emisiones de gases de efecto invernadero. Por ejemplo, cuando utilizas tu coche para ir al trabajo, consumes combustible que es necesario extraer, tratar, transportar y vender. Una vez en el coche, el motor de combustión transforma el combustible en energía. Un viaje de 40 kilómetros, 5 días a la semana, generaría un volumen de 4,3 toneladas de CO2/año.

En el mundo, las emisiones de CO2 por la combustión de combustibles en 2014 fueron de 32,3 GtCO2e (IEA, 2016). En un escenario en el que no se esperan grandes cambios, las emisiones previstas para 2030 son de aproximadamente 70 GtonCO2e. ¡Una GtonCO2e equivale a 1.000.000.000 de toneladas de CO2!

Nosotros, la eficiencia energética y las emisiones


Cada uno de nosotros puede ayudar a cambiar este escenario que requiere acciones rápidas y concretas. En términos generales, hay cuatro categorías principales de acciones directas para reducir las emisiones, que son:

– eficiencia energética;

– generación de energía más limpia, energía baja en carbono;

– carbono terrestre (silvicultura y agricultura);

– cambios de comportamiento.


La lista anterior está ordenada de modo que las dificultades para mejorar aumentan de abajo hacia arriba. Las oportunidades para nuestra acción como individuos, por otro lado, crecen en la dirección opuesta. Algunos cambios de comportamiento están en nuestras manos.

Un estudio realizado por McKinsey & Company en 2010 muestra el potencial de las acciones directas de eficiencia energética. Un cambio de lámparas ineficientes a LED, por ejemplo, tiene un impacto positivo en las emisiones de carbono y supone un ahorro para el usuario.

Las medidas de eficiencia en los equipos industriales, a su vez, reducen las emisiones y los costes y aumentan la competitividad de la industria. Con la eficiencia energética es posible tener grandes ganancias financieras y de sostenibilidad al mismo tiempo.

Temas más complejos, como diversificar la matriz energética de un país, presentan una gran inversión que puede traer ganancias ambientales y estimular la economía local.

Con todas las categorías de medidas relacionadas, es posible lograr reducciones de hasta un 40%. Invirtiendo un poco más y cambiando el comportamiento de los usuarios, podemos lograr una reducción del 49% en las emisiones de GEI.

Las iniciativas en el sector industrial, con programas y objetivos de eficiencia energética, han tenido éxito y reducir el consumo de energía aumenta la productividad. Esto, por supuesto, además de ayudar al planeta. (Ceres, 2014).

¿Qué podemos concluir?


Como usuarios, podemos ser más responsables al elegir productos y servicios. Como empleados de una empresa, podemos adoptar buenas prácticas operativas en nuestro entorno de trabajo; y como tomadores de decisiones podemos compensar el rendimiento energético de nuestros sistemas e incluso ahorrar dinero como resultado.

Las medidas de reducción de GEI, especialmente aquellas relacionadas con la eficiencia energética, suelen ser beneficiosas para el medio ambiente y para el usuario. Además de reducir gastos innecesarios, va en contra de la idea obsoleta de que reducir los impactos ambientales es costoso.

gestao-energetica-mitsidi-ebook